En este sentido los adultos tenenos que ser ejemplares lavándonos las manos con la frecuencia y de la forma adecuada con ellos y así fortalecer estas rutinas.
Evitar tocarse la boca, la nariz y los ojos, lo podríamos hacer como un juego en el que, el que lo haga pierda puntos.
Hay que evitar el contacto con otros niños, para ello es recomendable realizar actividades lúdicas familiares y pasar el mayor tiempo posible con ellos.
Marta López, Doctora en Psicología y Psicóloga infantil, directora del centro de psicología sanitaria y educativa Alfa, incide en la importancia de crear una dinámica de comunicación fluida para que nuestros hijos puedan transmitimos de forma clara sus emociones y ayudarles a ponerles nombre, ya que todas las emociones tienen una función, para que aprendan a gestionarlas y reducir su importancia.